Cuentan los cronistas que entre los años 1580 - 1590 los pobladores de Huamantanga habiendo construido una capilla en el lugar hoy conocido como "Plaza Vieja" necesitaban de un crucifijo.
Con dicho propósito enviaron a los vecinos para dirigirse a la ciudad de los Reyes y contratar a una persona encargada de cumplir con dicho objetivo. Al llegar al portachuelo de Puruchuco, advirtieron que por la quebrada de Socos se acercaba un viajero montado sobre un caballo blanco.
Al encontrarse al viajero les preguntó: "¿A dónde vais hijos?". "vamos a buscar un albañil, escultor y carpintero". El les respondió: "yo voy en busca de trabajo a Huamantanga porque soy albañil, escultor y carpintero". Los comisionados creyeron en sus palabras y acordaron regresar al pueblo.
El sol era abrasador, tenía sed y no había agua en dicha zona; Pero el "Divino viajero" les señaló un lugar y les dijo: "Id a beber. Allí hay agua". Y efectivamente encontraron agua. Hoy se llama "Puquio de Socos". Mientras bebían el viajero construyó una cruz con el palo de una planta llamada huarango y fue colocada en una ruma de piedras, llamándose a ese lugar "Cruz Verde".
Continuando el viaje subieron hasta una pequeña mesta soportando los rayos solares, pero encontraron un árbol frondoso hoy conocido como "el Taro", donde descansaron para seguir caminando y así llegar al lugar donde los comisionados divisaron al viajero; al enterarse de esto él fabricó tres cruces para simbolizar a los protagonistas. El lugar se llama "tres Cruces" y en él se desarrolla un arbusto llamado "Cruzcasha", cuyas ramas tienen la forma de una cruz.
Se acercaba la noche, los comisionados pensaron en pernoctar en en el portachuelo de Puruchuco; pero entonces se presenta una joven para manifestarse que el camino no ofrecía peligro. Posteriormente se ha colocado una cruz en dicho lugar hoy llamado "Cruz grande".
En el pueblo el viajero fue alojado en una pequeña choza. Nadie supo el nombre del "maestro" y éste manifestó que "trabajaría solo y sus alimentos los colocaran en la ventana anunciando que terminaría sus labores el mes de las flores".
El día 3 de mayo los vecinos notaron que nadie trabajaba en la choza y el caballo que pasteaba cerca del pueblo (la Pila) había desaparecido. Alarmados y temiendo un engaño rompen la puerta de la choza, encontrándose con un hermoso crucifijo, mientras que los alimentos no habían sido tocados.
Temerosos de poder pagar dicho trabajo acordaron venderlo a los pobladores de Ama; pero al llegar a "Pishcacoto" se desata una terrible tempestad con truenos, rayos granizo que obligó a regresar el crucifijo, siendo colocado en la Capilla Plaza Vieja Grande fue su sorpresa cuando comprobaron que la imagen amaneció en la choza.
Enterados en la Ciudad de los Reyes, el Virrey, el Arzobispo y el cabildo de tales hechos, mandaron una comisión para verificar y ésta acordó trasladar la Efigie a Lima. El crucifijo fue sacado pero al igual que "Pampacruz" nuevamente se desató otra tempestad que obligó a regresar la imagen. Sólo así vino la cama, comprobándose que el Mártir del Gólgota había querido conceder el privilegio del permanecer en Huamantanga para que se le rinda culto en el mes de mayo.
En el lugar donde estuvo la choza, se levantó un templo que se quemó en 1870, siendo reedificado posteriormente.
Visitar el Santuario de Huamantanga es como visitar la iglesia de San Pedro en Roma.